"Muerte indulgente"
¡Oh mi dulce y solitario alivio! Tanto he esperado por ti. Años y años buscándote hasta en el más recóndito paraje de mis desventuras, para venir a encontrarte aquí, frente a mí, con una daga apuntando mi yugular
y el corazón latiendo con bríos quejumbrosos. Alguna vez te atraje con la carnada de mi sangre cayendo a gotas por mis brazos, desesperanzada de una vida que no quise vivir, y con la convicción delirante de que esta vez me hicieras tuya. Pero me ignoraste. No diste pie a mi aviso. Y hoy
te presentas para tomar lo que te pertenece, justo cuando le he
encontrado a él y por fin encontré paz en un mundo de desolación. Dime, te ruego, ¿por qué así? ¿Por qué en estos instantes?
La muerte me miró con sus penetrantes y negras pupilas.
-Para que, ahora sí, comprendas lo que valió tu vida alguna vez.
¡Oh mi dulce y solitario alivio! Tanto he esperado por ti. Años y años buscándote hasta en el más recóndito paraje de mis desventuras, para venir a encontrarte aquí, frente a mí, con una daga apuntando mi yugular
y el corazón latiendo con bríos quejumbrosos. Alguna vez te atraje con la carnada de mi sangre cayendo a gotas por mis brazos, desesperanzada de una vida que no quise vivir, y con la convicción delirante de que esta vez me hicieras tuya. Pero me ignoraste. No diste pie a mi aviso. Y hoy
te presentas para tomar lo que te pertenece, justo cuando le he
encontrado a él y por fin encontré paz en un mundo de desolación. Dime, te ruego, ¿por qué así? ¿Por qué en estos instantes?
La muerte me miró con sus penetrantes y negras pupilas.
-Para que, ahora sí, comprendas lo que valió tu vida alguna vez.
® Derechos Reservados Mariela Villegas Rivero
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