domingo, 30 de junio de 2013

lunes, 20 de mayo de 2013

NOVELAS DE ROMANCE, "Luna Llena" capítulos del 2 al 5


Capítulo 2: “Shawn”

—Danni, ¿te gustaría que me transforme para que te lleve? O sea,  para ir más rápido.
— ¡Claro! No necesitabas preguntar  —Sonreí.
Era increíble verlo de lobo. Montarlo me resultaba muy excitante. Recuerdo que desde que era muy pequeña, él se transformaba frente a mí, como si nada. Eso ponía muy nerviosos a mis papás, pero se acostumbraron a ello. Sabían que nunca me haría daño. Me vio nacer y me cuidó toda la vida. Para mí, era simplemente divertido hacer ese tipo de cosas a su lado. Se sentía como tener un muy grande y peludo caballo para montar cada vez que yo quisiera. No había nada como eso.
Llegamos a la pequeña pradera. Era un muy hermoso pedazo de tierra, lleno de flores de todos colores y formas. Amaba el olor de los lirios y de las rosas llamadas “Príncipe Negro”, eran mis favoritas. Aunque amaba mucho más el olor de mi lycan. Tenía una esencia muy parecida al olor del pasto recién cortado y madera mojada. Era el aroma del bosque. Me hacía sentir a salvo y en casa.
—Bueno. ¿Qué quieres hacer?
—Voy a recoger algunas flores para tía Gena y después nos podemos sentar aquí un rato, o podemos ir a tu casa. Es domingo, así que tenemos todo el día para estar juntos.
Pensar en ello me dejaba una sensación de tremenda alegría.
Él sonrió. Parecía como si tampoco quisiera separase de mí. Me daba un poco de esperanza. ¡Detente! Me ordené a mí misma… este tipo de pensamientos podían durar por un buen rato, y yo tendía a quedarme mirándolo fijamente como estúpida. Ya antes me había sucedido, así que, ¡basta! Probablemente yo era solo una amiga más. A lo mejor, me amaba de la misma forma en que uno puede amar a alguien que conoce desde hace mucho tiempo. Esa especulación me ponía muy triste, así que me detuve.
—Mmm, ¿por qué no vas a cazar algo para nosotros dos? Como un aperitivo, y yo recojo las flores de Gena y te llamo. ¿No te alejes, ok?
— ¡Danielle! Sabes que no me gusta dejarte sola. ¿Por qué no me siento contigo y pasamos a mi casa? Mi padre tiene muchos deseos de verte. No has ido en casi una semana y sabes que ama tus visitas…
—Prometo pasar después. Yo también extraño a Thomas, pero últimamente me has mantenido muy ocupada —dije en tono de chantaje, odio admitir, y le dediqué una sonrisa-. Ésta es una sorpresa para Gena. ¿Podrías dejarme aquí, por favor? Serán unos minutos. Nada pasará. Soy una niña grande, ¿recuerdas? No me moveré de este lugar. Ve a cazar algo. O mejor aún, recoge unas rosas para mí. Rojas y salvajes.
Le toqué la mano para mostrarle la parte de la pradera donde se encontraban. Se erizó ante mi toque. Me miró con los ojos llenos de alegría y se fue. Aunque yo sabía que odiaba dejarme sola. Era sumamente sobreprotector, como casi todos en mi familia. No me agradaba mucho. Prácticamente significaba que no era libre. Que siempre habría alguien observando. Sé que lo hacían por el amor que me profesaban, pero no lo hacía menos molesto.
Comencé a recoger algunas margaritas, cuando de repente, sentí la mirada penetrante de alguien a mis espaldas. No era Brandon. Se percibía diferente. No se sentía bien. Podía apreciar el aroma a lluvia y montañas, además de algo muy dulce. Ningún humano sería capaz de describir el olor exacto. No de esta manera. Yo lo sentía porque había convivido con vampiros toda mi vida, y parte de mi olor tenía esa esencia. Me petrifiqué. No podía ser alguien de mi familia, conocía todos y cada uno de sus aromas. Miré hacia la dirección de quien me observaba.
Ahí estaba. Un hombre. Bueno, no era un hombre cualquiera. Un inmortal. Un hermoso vampiro… no. Hermoso no era la palabra correcta para describirle. Era dolorosamente divino. Blanco marfileño, con el cabello color castaño y corto, y los ojos rojos como la sangre. Sabía, por mis padres y sus amigos, que esos ojos únicamente podían indicar una cosa. ¡Peligro! Incluso para mí que era mitad vampira. No veía a Brand por ninguna parte.
Aquélla hermosa y salvaje criatura, me miró fijamente. Sin embargo, no como lo esperé. Se notaba interesado. No se trataba de la mirada asesina de un cazador de humanos. Sus ojos escarlata lo dejaban al descubierto, mas no sentía que deseara aniquilarme. Me quedé muy quieta. Por la manera en la que se movía, con extrema precaución, daba la sensación de que no me encontraba en riesgo. No obstante, todos mis sentidos decían que gritara, que llamara a mi licántropo, pero no lo hice. Su mirada era muy profunda e intrigante. Quería saber que había en mi mente. Nunca había sentido algo así en todos mis años de vida.
Mi corazón palpitaba muy fuerte. Él se acercó dos pasos. Estaba asustada, y al mismo tiempo, sentía curiosidad por aquel hermoso extraño. Justo a la mitad de mis pensamientos, se atrevió a hablar.
—Hola —dijo pacientemente.
—Hey —contesté casi temblando.
-Mi nombre es Shawn. ¿Cuál es tu nombre? –Preguntó muy cuidadosamente. Sin embargo, notaba una clara seguridad en su voz. Tenía acento británico. Era inglés.
-Yo soy… bueno, yo… no quiero decirte. Mátame si quieres. Vamos a acabar con esto ahora, antes de que realmente empiece –dije retándolo. Yo no tenía miedo de morir. Solo temía que Brandon resultara herido.
—No quiero matarte —respondió sonriendo. Quisiera saber tu nombre. ¿Por qué te mataría? —Parecía muy divertido ante mi insinuación.
—Claramente no eres humana. Aunque, tampoco eres vampira… ¿o sí? No te puedo descifrar. Pareces una inmortal, pero hay algo en tu piel que me resulta intrigante. Y tu aroma es cautivador. Hueles a flores. Una combinación de rosas y lirios (me impactó su asertividad). Se siente, si me permites decirlo, delicioso. Es la mezcla perfecta entre el olor al plasma más llamativo de un humano y el más hermoso aroma de una vampira. Increíble —comentó genuinamente asombrado-. No emites un resplandor, como la piel de un inmortal suele emitir. Esa leve luz en nuestra piel traslúcida. Únicamente se ve un destello tenue, casi humano. No lo entiendo.
Era muy guapo. Sus ojos sumamente rojos. Su piel dura como la de una estatua… me parecía sorprendente. Se veía muy misterioso y enigmático. Usaba una camiseta negra, con unos jeans desgastados y unas botas de piel café. Tenía puesto un cuerito en el cuello, con un extraño símbolo tallado en mármol. Sentía que me hipnotizaba con su voz suave y sensual.
—Como dije —repitió-. Mi nombre es Shawn. Vengo de Inglaterra. New Hampshire, para ser precisos. Puedo notar que te encuentras un poco desconcertada. No te voy a atacar. En realidad, estoy intrigado. ¿Quién eres? No logro notar todo en ti. Nunca había visto una cosa como tú antes… —le miré atónita y enojada. Continuó.
—Estoy de paso por aquí. Me dirijo hacia Idaho. Mi clan me está esperando ahí.
— ¡No soy una cosa! –Grité-. ¡Soy una persona!
—Lo siento, disculpa. Me refería a que hueles muy bien, pero no quiero comerte –comentó de modo muy casual y confortable, como si estuviera hablando de una ensalada. Ya estaba muy enojada para este momento.
— ¡No soy algo para comer! Te repito, ¡Si me quieres matar, hazlo ahora! —Exclamé, pero no me olvidaba de Brand. Estaba rezando porque no se asomara. Este vampiro se veía muy fuerte. Si Brandon llegaba, se desataría una pelea horrible. No podía soportar la idea de que alguien lo lastimara. Simplemente no podía. No quería que tomara parte en esto, así que permanecí relativamente calmada.
— ¿Qué es lo que quieres realmente? –Pregunté-. Si no tienes más que decirme, vete. ¡Ahora! 
—No es mi deseo asesinarte –dijo riendo histéricamente. Se notaba realmente divertido con mis palabras.
—En verdad lamento haberte asustado. Estoy de camino. ¿Estás sola aquí? Quiero decir, ¿perteneces a algún clan? Es que me pareces tan… —guardó silencio, pero definitivamente me estaba “comiendo” con la mirada.
—Por favor, sé que esto no es habitual. Sólo quiero saber, ¿quién eres?
No entendí por qué, pero contesté… por fin.
-Mi nombre es Danielle. Y sí, tengo “familia”. Hemos estado aquí por muchos años. Este es nuestro territorio. Y técnicamente soy un vampiro. Tal vez parezca diferente pero lo soy. Puedes probarlo, si gustas –le miré con cara de pocos amigos. ¡Por Dios, cómo me gustaba meterme en problemas! Debía estar tarada para enfrentarme así a un inmortal. Él sonrió de nuevo y respondió a mi afronta.
—No, no eres un vampiro. Está bien, no te preguntaré de nuevo. Pero creo que sería apropiado que yo pase a conocer a tu… familia. Esa es la costumbre europea entre vampiros.
— ¡No! –Grité-. Eso se considera grosero por aquí, y muy peligroso. Por favor, vete. Mi padre te matará si te ve. Por favor…
-¿Tu padre? ¿Hablas de tu creador como tu padre?
—No tengo creador. Tengo un padre, una madre y pertenezco a una familia.
—Así que eres humana, ¿entonces?
—No. Soy un híbrido. Mitad humana y mitad vampiro. Déjame sola, te lo ruego.
 —De acuerdo, me iré. No quería parecer descortés. No tenía idea que alguien como tú podía existir. Quisiera conocerte. Eres… completamente asombrosa.
Su sonrisa me atontó por un segundo.
— ¿Qué no te sabes algún otro adjetivo? –Inquirí.
— ¿Qué te parece, sumamente hermosa?
— ¿Y a ti que te parece, sumamente atrevido?
Rió grandemente.
—Vete ya –repetí.
—Me iré ahora. Pero, regresaré –me guiñó el ojo, y de repente, desapareció.



Capítulo 3: “Problemas”
                   
—Hey, escuché voces y vine de inmediato —dijo Brandon.
—No, era solo… no era nada. Estaba hablando conmigo misma.
Me entró el pánico. No sabía qué hacer o qué decir. Si le contaba, le rastrearía, estaba segura. Tenía que sacarnos de ahí lo más rápido posible. Además, mi madre ya había regresado. Podía sentirlo. Brandon olería la esencia del vampiro, así que comencé a correr.
— ¡Vamos, Brandy! –Mofé, intentando cubrir mi nerviosismo-.  ¡Te reto a una carrera! ¿A menos que me tengas miedo?
Él sonrió sarcásticamente y se transformó para comenzar la carrera. Me dejó ganar. Siempre lo hacía.
Llegamos a casa de Loraine. Mamá y papá estaban ahí. También Rachel y Jesse. Gena y Mark se encontraban en “La isla”, un sitio cerca de las costas del caribe mexicano, propiedad de la familia, celebrando su quincuagésimo aniversario o algo así. Llegarían hasta el día siguiente. El abuelo Elijah estaba en el hospital, era un cirujano muy respetado. Un campista había sido atacado hacía unos momentos. Lo primero que me pasó por la mente era que Shawn había sido el atacante. Me estremecí. ¿Cómo alguien tan hermoso podía ser tan malvado? La abuela estaba de compras en el poblado.
— ¡Mamá! –La abracé de inmediato, pero cuando la toqué, le mostré todo lo que me había pasado en la pradera. Por poco se desmaya (figuradamente hablando, ya que los inmortales no son capaces de experimentar este tipo de reacciones humanas), pero le pedí que no contara nada. Yo le explicaría todo después. Asintió una vez, sin que alguien lo notara.
— ¿Qué pasa? —Gustave preguntó. Puedo sentir que me escondes algo, Kore. Sabes que no soporto que hagas eso.
—Te lo contaré todo después, mi amor, lo prometo. Pero primero, Brandon, necesito hablarte un momento. Gustave, confía en mí. ¿Confías, verdad? (¡Oh, por Dios! Definitivamente yo era igualita a mi madre para aquello del chantaje).
—Claro que sí, pero nosotros no nos escondemos nada y además…   ok, –se rindió-. Esperaré por ti afuera. Danni, Rache, Jess —nos hizo una señal para salir. No tardes mucho. Toda esta espera me está matando —la besó en los labios. Ella parecía no querer soltarlo, me resultaba muy gracioso y a la vez, incómodo.
—Te extrañaré –susurró al oído mi madre. 
Los demás nos dirigimos al patio delantero a esperar. Kore y Brandon se sentaron en la sala. Estábamos muy lejos. No podía escuchar nada, y la verdad, me encontraba asustada. Confiaba en mamá, aunque no sabía si le iba a decir algo a Brandon acerca de mi encuentro con Shawn. No, ella no lo haría, yo la conocía.
Shawn, pensé regodeándome en el recuerdo de sus ojos. ¿Por qué no podía dejar de pensar en él? Su mirada. Su voz…
—Estás pensando en alguien hija, pero me lo estás escondiendo. ¿Pasa algo? –Preguntó papá-. ¿Te hizo algo Brandon que yo debiera saber? ¿Por qué todo el mundo está actuando tan extraño? No lo soporto. Dime si te hizo algo porque si es así lo voy a…
-¡Ya basta, Gustave! –Grité-. Brandon no ha hecho nada más que respetarme todos estos años. ¿Por qué tienes que actuar tan mal? ¿Por qué siempre tienes que meterte en nuestras vidas? Déjame vivir. Ciertamente tú fuiste libre de hacerlo con mamá. Le robaste la vida y la convertiste en esto que es ahora.
Tan pronto salieron esas palabras de mi boca, me arrepentí. La sensación que me habían dejado, era terrible. El rostro de mi padre dejaba notar su completo dolor. Fue un golpe muy bajo. Ese tema le hería mucho, pero no soportaba más preguntas. Quería vivir mi vida y nadie me dejaba.
— ¡Lo siento muchísimo, papá! Yo no quería… lo lamento. Sé que así no fue como pasaron las cosas con mamá. Sé que tú le salvaste la vida al convertirla para que yo naciera y ella no pereciera en el intento. Lo lamento tanto. Te amo. Por favor, perdóname. Estoy un poco ansiosa por todos estos secretos.
—No te preocupes, bebé –me abrazó fuertemente-. Lo sé. Puedo ser bastante molesto algunas veces. Únicamente quiero saber si te sucede algo. Me gustaría ayudarte, si puedo. No tengo nada que perdonar. Sé que sí tiendo a meterme en tu vida. Trataré de evitarlo, aunque es muy difícil aceptar que estas creciendo ya. Necesito un poco de tiempo para absorberlo.
—Voy a nuestra cabaña por un rato, papá.
—Yo voy contigo —dijo tía Rache.
-No, quisiera estar a solas por un momento. Por favor. Voy a estar bien –puse ojitos de borrego a medio morir, con el único propósito de que me dejaran ir. Necesitaba escuchar lo que pasaba entre el lycan y mi madre.
Gustave me vio y luego volteó hacia mi tía, inquisitivo.
—Déjala ir. Dale un poco de privacidad. Lo necesita –dijo ella, con una sonrisa de complicidad hacia mí. Tío Jesse rió.
—Ok –accedió-.  Pero no vayas a tardar tanto —respondió con los gestos llenos de preocupación.
Él sabía que algo no andaba bien. Le estaba escondiendo casi todos mis pensamientos. Al menos, los que podía.
—No tardaré, papá.
Me fui. No me dirigí a la cabaña. Me escondí en la parte de atrás de la casa para poder escuchar lo que Brandon y mamá platicaban. Ojalá no lo hubiera hecho. Lo que oí fue lo más doloroso que jamás iba a escuchar en la vida… y el comienzo del capítulo más horrible y confuso de mi existencia.
—Solo dime, ¿qué es lo que deseas en realidad, Brandon? Es momento de que Danielle escuche la verdad. El porqué de que hayas estado a nuestro lado todo este tiempo, desde que era muy pequeña.
— ¡No, Kore! Es muy pronto. No comprenderá.
—La estás subestimando. Es más inteligente que cualquiera de nosotros. Sé que comprenderá. Es momento de decir las palabras. Decir la verdad sobre tu infatuación.
— ¡Vamos, Kore! ¿Qué quieres que le diga? “Danni, tengo que hablarte. ¿Sabes que significa infatuarse de alguien?” ¡Puedes escuchar lo estúpido que suena! Tú sabes que estoy totalmente enamorado. Lo has sabido desde el principio. Pero no es fácil para mí pronunciar las palabras. No lo entenderá. Me moriría si la pierdo.
— ¿Y si se entera por alguien más? ¿No será más doloroso? Confía en ti. Queríamos que lo escuchara de tu boca cuando fuera correcto. Sabe “algo” sobre la infatuación de los licántropos. Sabe que son sentimientos incontrolables que nacen entre ustedes, pero conoce lo que sucede contigo y con Mindy… o…
— ¡No podría vivir sin ella! Es mi mejor amiga y la vi crecer. La cuidé como un hermano cuando lo necesitó. Creí poder tener el valor para que, cuando llegara a cierta edad le confesara todo, y ahora no quiero perderla por una cosa tan confusa como mi infatuación. Mindy y yo somos los últimos en estar sujetos a ése cambio de sentimientos y de amor tan radical. Jamás esperé que eso sucediera, lo sabes. Sin embargo, no estoy seguro de cómo exponérselo a Danielle. Tengo terror. No querrá estar conmigo así. Pensará lo peor y se negará a…

Ya no podía escuchar más… tenía que irme ¿Él estaba enamorado de Mindy, su compañera de manada? ¡¿Estaba enamorado de… Mindy?! Me repetí. ¿Quién demonios pensaba ella que era? Creí que Brandon la odiaba. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué? ¡Por qué ahora! Debía salir de ahí lo más pronto posible. Tenía que escapar del terrible dolor que esa conversación me estaba causando. Aplastándome el corazón y el alma. Infatuado de Mindy… ¡no! Por favor, no. Según esto, ¡¿los lycans se enamoraban entre ellos?! ¡¿No podían amar a alguien más?! ¡Siempre había tenido la certeza de que sí! No comprendía nada.
¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Su amiga? ¿Su hermana? ¿Acaso eso era todo lo que yo significaba para él? ¡Solo una imbécil niña, que por casualidad, era la hija de su mejor amiga! No podía ser verdad. No podía. Pero lo dijo, ¡lo escuché! Me quería como una hermana. Estaba enamorado de ella. Había sentimientos incontenibles entre ellos. ¡Dios mío! Esto tenía que ser una mentira. Quedé… devastada y sumamente confundida.
Corrí tan rápido como pude. Corrí y corrí tanto, que llego un momento en el que ya no sabía dónde me encontraba. Suponía que estaba en algún punto entre nuestro territorio y la aldea Hikary, pero no estaba tan segura. Había obscurecido, aunque no tenía miedo. “Estoy enamorado perdidamente”. ”Mindy y yo sujetos a este cambio de sentimientos, de amor tan radical”. ”No sé cómo decirle a Danielle”. Sus frases se repetían una y otra y otra maldita vez en mi mente. Las escuché. No fue una pesadilla. Fueron reales. Una montaña de sentimientos que nunca se habían manifestado en mi ser, salieron a colación. Me encontraba enojada, celosa, totalmente triste, tonta y me sentía culpable… todo al mismo tiempo. ¿Cómo pudo enamorarse de esa niña odiosa? Estábamos juntos casi todo el tiempo… ¿cómo pudo pasar eso? ¿Cuándo?
Las lágrimas habían llenado mis ojos y nublado mi capacidad de comprensión. No podía detenerme. Le había perdido. Nada importaba ya…
Escuché un sonido. Pasos en el bosque. Me limpié las lágrimas, por si alguien de mi familia había venido a buscarme. Debía detener el llanto. No podían verme así. Matarían a Brandon por herirme.
—Hola, Danielle. Es Danielle, ¿verdad?
Levanté la cabeza y era aquél vampiro misterioso de ésta mañana, cuyos ojos no había sido capaz de borrar de mi mente. Shawn.
—Te dije que regresaría –comentó.
—No deberías estar aquí. Éste no es el mejor momento para hablar conmigo –dije enojada-. ¡Vete ahora! Vas a provocar una pelea. No necesito eso. Regresa a Idaho. No hay nada para ti aquí. Mataste al único campista que nos quedaba –bromeé en un tono muy negro.
— ¿De qué estás hablando? No he cazado aquí. Bebí en Canadá. Estaba cazando en los bosques de ahí. Ya sabes, muchos turistas… —sonrió. Su sonrisa era perfecta.
—No es gracioso. ¿Crees que quitar una vida humana es cómico? ¿Crees que no pensamos? ¿Que no sentimos? Dime –espeté acercándome a él lentamente-. ¿Se siente muy bien ser un asesino?
Estaba serio ahora.
—Así que eres humana, entonces. Y yo soy, ¿cómo me llamaste? ¿Un asesino? –rió sarcásticamente.
Dios, odiaba a ese tipo. Le había visto apenas dos veces y no quería volver a tratarlo. Nunca.
—Sí, te llame “asesino” y ya te había dicho. Soy un híbrido. Mitad y mitad.
—Por lo que puedo observar, eres más humana que nada. Tienes convicciones fuertes. Esto es muy inusual para mí, así que, aclárame lo siguiente, ¿podrías? ¿Vas en contra tu naturaleza de vampira? ¡Jajajá! ¡No puedo creerlo! Eres absolutamente fascinante.
-Me alegra divertirte —respondí enojada.
—En verdad que eres algo especial. No puedo decir que no me tienes asombrado –de nuevo aquél mismo adjetivo-, y créeme, eso es muy difícil que suceda. No soy un vampiro fácil de impresionar. Todo lo contrario.
—Yo no mato. Me gusta la sangre humana, aunque hay una diferencia básica entre nosotros. No siento la clase de sed que ustedes sienten. No me vuelve loca. Yo siento “hambre”. Como un humano “normal”. También como comida humana y no tengo veneno en las venas o en la saliva. No soy venenosa, como tú.
—O tu familia –mofó. Eso me hizo sentir más molesta-. Si eres un híbrido, ¿tu madre es humana?
—No es que eso sea de tu incumbencia, pero los dos son vampiros. Mi madre me tuvo cuando era humana. El proceso la mató. Mi padre la convirtió para salvarla. Ahora los dos son vampiros y también lo es toda mi familia.
No sabía por qué demonios le estaba contando mi vida a un perfecto extraño. Me producía cierta confianza.
—“El clan Riviere” –dijo-. Son bastantes ustedes, ¿no es así? Y muy famosos en nuestro mundo, por lo mismo. ¿Cuántos son? ¿Seis, siete? No es usual que un clan tenga más de tres miembros.
— ¡Que te importa! ¿Acaso también quieres matar a mi familia? Y además, ¿cómo sabes de nosotros?
— ¿Qué pasa contigo y todo esto de asesinar vampiros o personas? Quiero decir, tus padres son vampiros y tú, ¿los odias? Me cuesta entenderte.
—Ellos no cazan personas –le respondí-. Cazan animales. Yo también. Después de todo, yo también soy humana. Mitad humana, y todos ellos fueron humanos, alguna vez. Deberías considerar eso cada vez que comas un “entremés”… —escuché como habían sonado mis palabras.
— ¡Jajajá! -Ambos nos soltamos a reír.
Le miré a los ojos, estaban un poco más ennegrecidos. Si un inmortal no se alimentaba por algunas horas o días, sus pupilas se tornaban color ébano. Así que era cierto. Shawn no había asesinado al campista aquí. Él también me miró. De hecho, me clavó la vista. Me sentí nerviosa. Dio un paso hacia mí y yo retrocedí.
—Disculpa. No voy a lastimarte, Dan. ¿Puedo llamarte así? ¿No es eso considerado grosero?
—No, no lo es. Pero nadie me había llamado Dan. Me suena a nombre de hombre.
—Bueno, eso no está bien. Entonces, ¿cuál es tu flor favorita?
—Los lirios o las rosas rojas. Las que se llaman “Príncipe Negro”
—Entonces, mi “princesa negra” serás…
Sonreí. No pude evitarlo. Shawn comenzó a acercarse otra vez y yo me detuve donde estaba. No me moví. No sabía por qué. Había un gran magnetismo en su personalidad. Parecía que con una mirada pudiera instigarte a hacer lo que él quisiera. Me miró de pies a cabeza y tocó mi mano con su dedo. Se quedó congelado. Algo le había sorprendido.
-Eres… tibia. Bueno, esa no es la palabra correcta. Eres caliente. Muy caliente. Es impactante.
Moví la mano lejos de él cuando sentí lo helado de su piel en la mía.
—Sí, soy tibia. Pero –me senté en una roca—, no me respondiste la pregunta que te hice anteriormente. ¿Cómo conoces a mi familia?
—Leí algo acerca de ellos en una biblioteca. Fue muy interesante. Tu abuelo, Elijah, trabajó con los Vanderluden, el clan imperial, por un tiempo. Tu padre, Gustave, es un compositor muy talentoso, además de tocar el violín; tu madre, debo decir, es la vampira más hermosa que he visto en la vida.
Ahora me sentí celosa.
—No me malinterpretes. Dije, ella es la más hermosa “vampira” que había visto. No vampira híbrida —se acercó a mí otra vez. Sus movimientos eran suaves. Anormales en un vampiro salvaje. Se sentó a mi lado y trató de tomarme de la mano.
—Eres tan —dije mirándolo fijamente a los ojos-, políticamente incorrecto.
Me puse de pié de inmediato y me alejé tres pasos hacia atrás.
—Lo siento mucho. No trataba de estar en términos íntimos contigo. Solamente estoy impresionado. Aunque, ¿me equivoqué sobre tus padres?
—No te equivocaste. Pero no comprendo. ¿Cómo sabes tanto sobre ellos? Tampoco sabía que había un libro sobre mi familia del cual no estaba enterada. ¿Estuviste espiándome?
Sonrió. —No, no te he estado espiando. Solo sé estas cosas.
—Debes pensar que soy estúpida –espeté irónicamente.
—Está bien. Mentí. No quería revelar demasiado sobre mí. Eso me haría vulnerable a tus encantos.
—Pero sí quisieras que revelara todo sobre mí, ¿no es así?
—Digamos que soy un poco precavido.
—Y yo soy una completa idiota.
—Vamos, no lo eres. Para nada. Eres genuina y confiada. Bueno, te diré mi secreto. Puedo ver el pasado de las personas, con solo echarles un vistazo. Se siente como cuando una persona tiene un “deja vú”. Te seguí a casa de tus padres. Los observé. También vi a alguien de piel morena, pero no pude percibir nada en él. ¿No es un vampiro, verdad?
Mi corazón se encogió del dolor al pensar en Brandon. Mi Brandon. Bueno, ya no era mío. Jamás lo fue. Le pertenecía a Mindy.
—No, no lo es –cambié el tema-.  No puedes ver mi pasado tampoco, ¿o sí?
— ¿Cómo sabes eso?
—Lo sé. Algunos de los poderes de los vampiros no se aplican a mí. Desconozco la razón –miré hacia abajo y mi vista se clavó en mi reloj-. ¡Oh, por Dios! –grité—. ¡Me tengo que ir! ¡Ellos van a estar increíblemente preocupados por mí! ¡No me di cuenta de que tan tarde era! Adiós, Shawn. Fue un “placer” hablar contigo.
—No, Danielle –gritó—. El placer fue todo mío. ¿Te veré otra vez, verdad?
— ¡Adiós!
Repetí corriendo por mi vida… mi padre iba a matarme.


Capítulo 4: “La Pérdida”

Tal como pensaba, todo el mundo estaba esperándome cuando llegué a casa. Mamá, papá, los abuelos, Rachel, Jesse, y Brandon. Incluso los miembros de la manada. También estaba ella, Mindy, la chica que me había robado a la persona más valiosa que he tenido en la vida. Bueno, si lo mirabas desde la perspectiva correcta, no me había robado nada, porque él nunca fue mío. ¿Cómo tenía las agallas para estar aquí tan campantemente?  El lycan más nuevo de la manada, Corey (tan bien parecido como la mayor parte de los Hikary, pero aún más alto), se encontraba de pié a su lado.
Entré. Brandon caminaba de acá para allá, en la sala de estar. Mi corazón casi se detuvo cuando le vi. Solo podía pensar: “Dios, ¿por qué?” Todavía estaba muy enojada con él, pero lo amaba tanto. Le clavé la mirada para luego desviarla. Era tan hermoso, tan único y tan prohibido.
—Hola a todos –dije con la cabeza abajo y sin muchas ganas de levantarla.
— ¡Dónde demonios has estado, Danielle! —Aulló el licántropo. Caminó hacia mí y me abrazó. Le empujé hacia atrás casi tan rápido como vino. Me observó desconcertado.
—Ese no es asunto tuyo, Brandon — respondí encolerizada.
—Pero sí es asunto nuestro —dijo papá.
—Lo siento mucho, papá. Perdí el sentido del tiempo. Es que, estaba leyendo en el bosque y de repente, cuando me di cuenta, ya había anochecido y yo…
—No vamos a decirte nada al respecto. Nos alegramos de que estés bien y a salvo —dijo mi madre, mirando a papá y tocándole la mano para calmarlo.
—¡Muéstrame que estabas haciendo, Danielle! —Ordenó papá, tomando mi mano para ponérsela en la cara y que pudiera ver, ya que me negaba a pensar en aquello.
Posé mi palma en su rostro y le dejé mirar. Bueno, en realidad evité el hecho de que Shawn estaba conmigo y la conversación que tuvimos. La verdad es que le mentí. Le mostré una imagen mía, leyendo mi libro favorito, “Orgullo y Prejuicio” de Jane Austen, en una roca al otro lado del bosque, como solía hacer cuando no estaba con Brandon. Odiaba hacer eso, pero si veía lo que en realidad había sucedido, iba a enloquecer. En sentido figurado, por supuesto. Estaba segura de eso.
— ¿Cómo pudiste hacernos esto, Danni? —Brandon cuestionó—. ¡Te estuvimos buscando toda la tarde como locos! ¿Por qué no dijiste algo? ¡Estaba tan preocupado por ti que casi me muero!
— ¡Detente Brandon! —demandé—. ¡Nada pasó! Estoy perfectamente bien. Además ¿por qué habría de importarte? — ¡Oh no! Los celos, el coraje. Sabía que estaba a punto de decir todo lo que no quería decir.
—Mmm, creo que tenemos que dejarlos a solas por un momento –sugirió mamá—. Claramente necesitan hablar y, como ya estamos seguros de que Danielle está bien, podemos irnos ahora.
—De acuerdo. Si tú lo dices— respondió papá.
Me dieron un beso.
—Esperaremos fuera en el bosque, por si acaso.
Sabía que diría eso.
—Está bien, papá. No te preocupes más. Todo está bien.
Todo el mundo salió del cuarto en cuestión de segundos, excepto Mindy y Corey. Ella le lanzó a Brandon una mirada furiosa. Él le dijo: “Vete Mindy, todo estará bien” —la loba clavó los ojos en él—.  “Es una orden”  —no podría ignorar eso. Él era el lobo alfa, después de todo. Jefe de la manada. Sus órdenes debían ser cumplidas al pié de la letra. Sin embargo, no entendía para qué quería hablar conmigo. ¿Cuál era el punto de aquello? ¿Lastimarme más, acaso? O solo averiguar el inevitable. El hecho de que me alejaría de él después de hablar.
Mindy salió y Corey la siguió. Corey parecía ser una extensión su brazo derecho. Estaba a su lado casi todo el tiempo. Seguramente la amaba. Pobre Corey, pensé, entrará a un mundo de dolor y sufrimiento, cuando se entere de que esta infatuada de Brandon... y que por lo visto, él le correspondía.
— ¿Bueno, de qué se trata todo esto? – pregunté con altiveza. La ira me convertía en una persona bastante detestable.
— ¿Qué? ¿Cómo me puedes preguntar eso? ¡Estaba volviéndome loco sin saber de ti, y simplemente "se te paso el tiempo", Dios sabe dónde!
— ¡Deja de actuar como si te importara!
—Danni…
—No llames así, odio cuando me dices así –mentira total, amaba que me llamara de esa forma. Me hacía sentir especial—. Me llamo Danielle. Dime por mi nombre o llámame Andreah, o lo que sea menos eso.
— ¿Qué? –parecía estar en estado de shock.
—Siempre te he llamado Danni y nunca me dijiste que te molestaba. Pude haber parado cuando quisieras.
—Deja de ser tan condescendiente conmigo. ¡No soy una niña!
—Te lo creería más si dejaras de actuar como una. ¿Qué es lo que está pasando en realidad, "Danielle"? Dime, por favor. ¿Estás disgustada conmigo? ¿Qué hice para ponerte así?
— ¡Deja de hacerte el tonto, Brandon! —Las palabras salían como si fueran veneno en mi boca—. ¡Te escuché hablando con mi mamá esta tarde!
Faltó poco para que sus ojos se salieran de sus órbitas. —¡¿Por qué hiciste eso?! Yo… por favor, dime exactamente qué fue lo que escuchaste. Danielle, por favor.
— ¡Oí todo! ¿Así que estás enamorado, no? ¿Y eso qué? ¿Pensaste acaso que podrías tenernos a las dos, así como así? ¡Jamás aceptaría eso! ¡Jamás! ¿A una de pareja y a la otra de tu tonta?
- ¿Tener a las dos? ¿De qué hablas? –Meditó un segundo-. ¡Ah! –Exclamó sorprendido—.  Creo que ya sé a qué te refieres. Eso pasó hace mucho tiempo Dann… Danielle.
— ¿Lo has sabido desde hace tiempo y nunca dijiste nada? ¡Pensé que éramos amigos!
— ¡Lo somos! ¡Dios, estás reaccionando exactamente como temía que lo hicieras!
— ¿Y cómo esperabas que reaccionara? Mataste toda nuestra confianza desde momento en el que me escondiste la verdad.
—No comprendo. ¿De qué demonios estás hablando? Pensé que estaba realmente enamorado de Kore cuando éramos adolecentes, pero… ¡esto es totalmente estúpido! No significó nada en absoluto. ¡Fue hace como quince años! Cuando tú llegaste, todo cambió.
-¡¿Enamorado de… mi madre?! ¿De qué hablas, Brandon?
—Habla con ella. No me corresponde explicar eso.
— ¡Basta! ¡¿Qué cambió?! ¿Qué podría haber cambiado desde ésta tarde? (Aunque la verdad lo que quería decir era: ¿En verdad pensaste que podría soportar el hecho de que estás enamorado de Mindy y no de mí y tengo que aguantarlo como si nada hubiese ocurrido? ¡Esto era inaudito!). -¿No te preocupas por mis sentimientos? ¿Pensaste que podrías tomar mi vida como si fuera algo de tu propiedad y decidir cosas sobre mí? ¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Qué clase de monstruo eres, Brandon? ¡Me siento traicionada! ¡Asqueada! ¡Y ahora resulta que amaste también a mi madre! ¡Qué diantres!
— ¿Entonces, te doy… asco?  —sus ojos se pusieron llorosos—. No quise tomar tu vida, jamás ha sido mi intención. ¿Acaso no comprendiste lo que significa "infatuarse" de alguien? Nunca quise forzarte a tomar alguna decisión. Precisamente por eso guardé silencio.
—No te hubieras molestado –espeté con todo sarcasmo-. Y sí sé que es infatuarse. Es el tipo de amor "incontrolable" que ustedes los lobos tienen entre ustedes, ¿no? ¡Cómo pude haber pensado que tú y yo…!  ¿Cómo pudiste hacerme creer que…?  ¡Te odio, Brandon! —Estaba tan terriblemente enojada. Quería lastimarlo tanto como él me lastimaba.
—Tú me… ¿me odias? ¿A qué te refieres con la clase de amor incontrolable de nosotros los lobos? –Repitió—. ¿Qué quieres decir? Creo que no entendiste lo que platiqué con Kor…
—Conocí a alguien, Brand –interrumpí de inmediato. No escucharía más excusas que me parecían risivas e hirientes a la vez-.  Él es de la misma clase de mis padres, de mi clase. Es un vampiro, y yo… lo amo —no reconocía quién era esta persona que estaba hablando por mí. Esta imbécil, no era yo. Actuaba increíblemente mal, pero no soportaba el dolor. Necesitaba apaciguarlo de alguna manera. Contraatacar era mi mejor defensa en estos momentos.
—¡¿Qué?! ¡¿Cómo pudo ocurrir eso?! ¿Cuándo? ¿Dónde?
Las mismas preguntas que yo me había hecho con respecto a él y Mindy.
-No tiene importancia ahora. ¡Tú perteneces a tú gente y yo pertenezco a la mía! ¡Tienes que apartarte de mí ahora! Esto nunca debió ser. Fue algo estúpido. Ya no puedes tener ambos mundos. ¡Vete con los que debes estar y déjame en paz!
—¿Tú ya no me quieres? ¿En verdad ya no quieres que esté aquí?
— ¡No! —Las lágrimas llenaron mis ojos. Para entonces, una lágrima solitaria caía de sus ojos también. ¿Por qué estaba lloraba? ¿Solo por una amistad? Si era una estúpida, nada más. La hija de su mejor amiga. Fuimos simplemente amigos y él estaba enamorado de ésa, una de los suyos. Yo no significaba nada para él. Me sentía apabullada por el sopor.
— ¡Si me pides que me vaya, tendré que hacerlo!  Por favor, Danielle, reconsidéralo. Te lo suplico. ¿En verdad estás enamorada de ese chupasangre? ¿Cómo pudo pasar esto?
—Yo… solo… pienso lo mismo. Vete. Ya no quiero esto, Brandon. No puedo vivir así.
—Danni, ¡por favor! Esto es justamente lo que temía. ¡Dios, Danielle! Te lo ruego, dime lo que escuchaste.
—Vete. ¡Ahora! —me encontraba completamente devastada.
— ¡No puedo! ¡No lo haré! ¡No te dejaré! ¡Tienes que entender! No puedo estar sin…  tú eres mi mejor amiga y yo —se apoyó en el sofá, parecía que iba a desvanecerse.
—Por favor, déjame ir —lloraba a mares—. No lo hagas más difícil de lo que es.
Meditó cabizbajo unos segundos. -Te voy a dejar ir, pero no podemos estar separados. Lo haré por ti, aunque siempre estaré a tu alrededor. Para siempre, si es necesario.
¿Era esto alguna clase de broma de mal gusto? ¿Quería romperme el corazón viéndole con ella?
—Cuidaré de ti. Como una hermana, si es lo que en realidad quieres… pero si ese maldito chupasangre alguna vez te lastima, ¡lo voy a matar! ¡Te lo juro! ¡Lo voy a cazar como si fuera el mismo demonio, lo juro por Dios! Pero, ahora todo esto no tiene importancia. De cualquier manera, ésta no es la primera vez que un inmortal se roba lo que más he… ya no importa.
— ¿Qué?— inquirí.
—Pregúntele a Kore –repitió-. Ella te dirá todo lo que necesitas saber. Adiós Dann… Danielle. Estaré aquí cuando me necesites. Lo prometo —y se retiró lentamente, como quien no desea irse en realidad.
¡No! ¡Realmente lo había perdido esta vez! ¿Qué había hecho? No, me dije a mi misma, tenía que dejarlo ir. Era la única manera. Lo más difícil en la vida es decidir cuándo soltar algo o seguir luchando por ello. Él no me pertenecía. Era imperativo dejarle ir. Todo lo que dije tuvo un precio y lo pagaría por el resto de mis días. Había perdido a mi único amor. A lo único que realmente importaba para mí. A mi lobo; mi Brandon.



Capítulo 5: “La Decisión”

— ¿Qué ocurrió? —Kore me preguntó. Papá estaba con ella. Yo no podía dejar de llorar. No esta vez. No me importaba si me veían. La desolación me carcomía las entrañas.
— ¿Qué te dijo Brandon? ¿Qué te hizo Danielle? ¡Dínoslo ahora! –exigió Gustave.
— ¡Nada papá! ¡No dijo nada en absoluto! ¿Está bien? ¡Quiero ser feliz y él también! ¡Déjame ser! ¡Quiero estar a solas! Déjenme sola, ¡por favor! —Y salí de la casa corriendo como si quisiera escapar de lo que había hecho. Obviamente, me siguieron. Papá, mamá, incluso mis abuelos y mis tíos.
Llegué a nuestra casa, a nuestra pequeña cabaña. Estaban ya ahí. Fui a mi cuarto de inmediato. Me dejaron. Me encontraba histérica y oí a mi mamá pidiéndole a tío Jesse que fuera a buscarme. Él lo hizo. Tocó a mi puerta. La abrí y le abracé fuertemente. Él me dio un beso en la cabeza y dijo: “Todo va a estar bien”. Comencé a sentir el cambio en mi estado de ánimo. Su habilidad era hacerte sentir como él deseaba que te sintieras. Manejo de estados de ánimo. Lloraba todavía, pero me sentía más relajada. Me puso en la cama y se sentó a mi lado. Acarició mi cabello suavemente. No noté nada más. Estaba repentinamente dormida.

La mañana siguiente, desperté sola, y cuando me percaté de que todo lo ocurrido no había sido un sueño, comencé a llorar otra vez;  y esta vez no me pude detener.
Un día entero pasó. Y luego, otro. Y otro. Después de eso, una semana, sin que yo pudiera parar. Solo quería dormir. Me negaba a salir. Mis padres no me molestaron en esos días. Mamá solo me daba la comida. Aunque no comí mucho en realidad, pero no hizo preguntas. Me daba un suave beso y se alejaba. Papá también. Se los agradecí infinitamente. Ahora no era el momento de contestar sus inquisiciones.
¿Cómo puede cambiar la vida tan drásticamente en tan poco tiempo? ¿Cómo era posible? Si existía un Dios, ¿por qué estaba jugando con nosotros de esta manera? Brandon era todo lo que conocía. Él fue todo lo que alguna vez anhelé. Y ahora no tenía nada. Absolutamente nada. Pensé que sabía hacia dónde se dirigía mi vida. Pensé que iba a estar con él por siempre. Nos imaginé casados, teniendo a nuestros hijos… todo eso, había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos.
Ahora no tenía destino. Toda esperanza estaba arruinada. También mi corazón. Lo único que  sabía con certeza, era que todo era incierto. Mi vida había terminado. Sin Brandon, muy poco valía la pena para mantenerme viva. Sin él, mis días no tenían sentido. Sin Brand, quería morir. Sin embargo, había algo que me lo impedía. Kore y Gustave estaban sumamente preocupados. No podía permitirme seguir haciéndolos sufrir así. ¡Oh, por Dios! Mi mente era una montaña rusa de sentimientos. Mi alma se hundía en un pozo sin fondo, obscuro y frío.
Ese tipo de pensamientos me acosaban todo el día, como fantasmas sangrándome y acabando con mis ganas de existir. Así estuve por varias lunas. Hasta que decidí que necesitaba respirar un poco. Para eso, era necesario que dejara de llorar.
Debía ver a mis padres. Además, llevaba sin cazar más de una semana. Tenía mucha sed. Estaba débil, asqueada y triste hasta el colmo del abuso. Entonces, ya no podía esperar más. Debía salir de mi tormento y enfrentarme a ellos. Aun si no quería. Tenía que. Por mis padres. Esto iba a ser lo más difícil que alguna vez haría. Tenía que dejar de actuar tan infantil. Ser lo más madura posible respecto a esta situación. Intenté ser lo más objetiva posible y dejar a un lado mi egoísmo. Brandon no estaba enamorado de mí y yo tenía que aceptar eso. Una persona no podía obligar a otra a amarla. Él iba a ser feliz. Entonces, yo tenía que alegrarme. No sólo eso. Arruiné nuestra amistad. Lo lastimé. Era obligatorio para mí, actuar como si estuviera de acuerdo con todo esta situación. Su felicidad era primero, así es que iba a actuar tan normal como posiblemente podría.

Al día siguiente...

— Buenos días mamá. Papá – los besé. Me dieron un abrazo. Nos sentamos a la mesa de la cocina. Era hora de que tuviéramos nuestra conversación.
—Bueno —papá inició—, queríamos decirte que hablamos con Brandon.
-¿Ustedes ya saben? -pregunté.
-Sí, lo sabemos –Kore respondió—, y apoyaremos la decisión que tomes. Sea lo que sea que quieras para tu vida, estará bien.
-Solo queremos que sea feliz, bebé -dijo papá—, pero ya hemos escuchado lo que Brandon tuvo que decir. Queremos oírlo de ti también. Dijo algo que me tiene muy preocupado. Algo acerca de que tú estabas enamorada de un… vampiro. ¿Es eso cierto? ¿En verdad estás enamorada?
—Por favor, Gustave —mamá dijo—, este no es el momento para abrumarla con preguntas.
—No, está bien mamá —respondí—. Les mostraré que es lo que pasó en realidad.
Les tomé de las manos y les mostré lo que realmente había ocurrido. Cómo conocí a Shawn y nuestra conversación en el bosque. Únicamente  evité la imagen de su mano tocándome y el hecho de que él se puso un poco confianzudo conmigo. Las facciones de mi padre cambiaron de tranquilidad a una profunda preocupación.
—¡Quiero conocerlo! —Requirió Gustave.
—Papá, tú lo viste. Apenas le conozco. No sé si todavía está aquí. Iba de camino a Idaho.
-Él te preguntó si ustedes iban a volver a verse.
-Sí papá pero…
-Estoy de acuerdo con tu padre, hija. Si quieres estar con él, tienes que traerlo aquí para que conozca a la familia. A toda la familia. Sabes que nuestro mundo es muy difícil e impredecible. Hay, apenas, algunos cuantos vampiros honestos. Tenemos que asegurarnos de que vas a estar bien. Es nuestra obligación protegernos de los ataques del clan imperial. Con anterioridad hemos sufrido uno, lo sabes. El líder del aquelarre Vanderluden, Morgan, teme que seamos rivales para ellos. Creen que por tener un número inusualmente grande de miembros, los atacaremos para quitarles el trono. Conocer a ese chico es lo más seguro y coherente que podemos hacer. ¿No estás de acuerdo?
—Ok, estoy de acuerdo. Si lo veo otra vez lo traeré aquí o casa de  Loraine. Lo prometo.
—Pero aún no has respondido lo más importante. ¿En verdad amas a este vampiro? ¿”Shawn”? Desde que "cumpliste" la mayoría de edad, o algo así, me cuesta mucho trabajo leer tus pensamientos porque los ocultas, lo cual no ha sido fácil –dijo papá con un dejo de pesadumbre.
—Se trata de privacidad, papá. He aprendido a no dártelos a conocer. Puede parecerte doloroso, pero mi mente es el único lugar en el que puedo ser libre… y la respuesta es no, no estoy enamorada de él. Pero me gusta – en verdad me gustaba. Digo, a quién en su sano juicio no le atraería el ser más hermoso de esta tierra. Aunque no planeaba hacer algo al respecto. Brandon era para mí más bello, por dentro y por fuera. Y lo más importante, le amaba apasionadamente.
— ¿Pero, porqué le mentiste a Brandon?
—Porque nosotros no nos pertenecemos, mamá. Él necesita estar con los de su clase. Yo quiero que sea feliz.
— ¿Pero, tú eres feliz? —Cuestionó papá.
—Lo seré papá. Algún día lo seré.
—Aún no entiendo, hija —dijo mamá—. ¿Acaso no querías estar con él?
—No, mamá. No quiero estar con él –otra mentira más. Había mentido estos días más de lo que alguna vez lo haría en mi vida—.  Brandon necesita estar con aquellos a los que pertenece. Eso es lo que necesita.
—Está bien. Pero es mi mejor amigo, Danielle. Si no quieres que le vuelva a ver, por favor, déjamelo saber. 
—No, mamá. Eso lo matará. Te ama muchísimo. Pero dijo algo muy confuso cuando platicamos. Me pidió que yo te pregunte al respecto.
Ella miró a mi papá. Luego decidió contarme.
—Ya es momento de que sepas lo que sucedió hace algunos años -y comenzó la narración de su historia.
Me contó acerca de su pasado con Brandon y mi padre. Hacía muchos ayeres, mamá se enamoró perdidamente de mi padre, siendo todavía humana. Le encontró en la pradera, una tarde en que él se había escapado de Mark y Jesse, para leer y meditar. Fue amor a primera vista. Comenzaron a salir, pero papá no le dijo lo que era. Ella lo descubrió en una cacería. Le aceptó desde siempre y no se quejó ni se atemorizó. Su amor era incondicional. Solo había un problema. Kore ya conocía a Brandon en el instituto al que iban, la escuela de Colton. Él creyó amarla y se lo hizo saber, pero ella le rechazó, escogiendo a Gustave por encima de él. Brandon, siendo su inseparable amigo, quedó destrozado. Peor aun cuando le dijo que pensaba casarse con mi padre, confesándole la verdad sobre su naturaleza y diciendo que estaba embarazada. Justo después de eso, los lycans de la tierra Hikary, se multiplicaron para cuidar a su gente. Odió a mi padre por quitarle a su amada y llegó a odiar a mi madre cuando,  después de todos sus ruegos, decidió tenerme, sabiendo que eso acabaría con su vida humana. Aunque tiempo después, le perdonó, una vez que me conoció.
Me escandalicé por completo. ¿Así es que había estado enamorado de Kore, también? ¡Demonios! ¡Qué no tenía autocontrol! Esto estaba hecho un desastre. Ahora tenía una razón más para apartarme de su lado.
-… cuando tú naciste, todo cambió por completo —continuó mamá—. ¿Escuchaste todo lo que estuvimos hablando?
—Sí, bueno, la mayor parte. ¿Tiene que ver con todo eso de la infatuación?
—Sí, eso. 
—No quiero hablar de ello, mamá. Es demasiada información para asimilar. Lo que sí deseo que me aclares, es si alguna vez estuviste enamorada de Brandon.
¿Ahora estaba celosa de mamá? Esto tenía que parar...
-Pensé que lo estaba, en algún momento. Aunque, la verdad es que  fuiste tú la que me hacía sentir así. Siempre fuiste tú la que nos mantuvo juntos. La parte de mi sangre que te formó. Al menos eso creía, hasta que me aclaraste que no era así.
 Sus ojos me decían que ella sabía bien que estaba más que enamorada de Brandon.
— ¿Yo? ¿Cómo?
-No sabemos. Fue algo fuera de nuestro control. Un tipo de magia que no comprendemos, cortesía de los Hikary. Brandon me atraía como un imán, hasta que naciste. Al darte a luz, todo terminó y comencé a amarle como a un hermano. Es por eso que nos cuesta tanto trabajo creer que ya no quieres estar a su lado. Pero no vamos a cuestionarte más. Como te dije antes, apoyaremos tu decisión.
-Lo haremos –dijo papá, repitiendo las palabras de mi madre.
—Sé que él estará cerca, así es que, quiero pedir permiso para ir a la isla por algunos días, con Gena y Mark —Mark era mi tío favorito. Siempre tan gracioso, como un niño, y podía hablar con él acerca de todo. Estaba segura de que ellos me ayudarían a distraerme un poco de tanto maldito dolor.
—Pero están aquí, bebé. Vinieron desde hace varios días para el cumpleaños de tía Gena. Le di las flores que recogiste del prado. Le gustaron muchísimo.
—Lo sé, mamá. Pero si le pido que nos vayamos, lo hará. Me adora. Estoy segura de que lo hará.
—Gustave, ¿qué piensas?
—Si eso es lo que necesitas, anda a empacar. Hablaré con Gen, ahora. No te preocupes por nada. Vamos a encargarnos de todo –respondió papá.
-Gracias a ambos por entender. Los amo, muchísimo. Sé que esto es duro para ustedes también, pero necesito asentar mis pensamientos. Quiero tratar de ser feliz. Eso es lo que haré… tratar.
No me enojé con mamá por su vida pasada. Era algo fuera de mi control y había quedado atrás. La amaba y confiaba plenamente en que sus confesiones eran verídicas. Al fin y al cabo, terminó con la persona con la que debía terminar. Solo tenía algunas dudas respecto a la “magia” que dijo mantenerla a lado de Brand y que fuera algo que terminó cuando nací. Me cuestionaba si era algo que provino de mí o de él. Y, ¿qué era? Ya no ahondaría más en ese terreno escabroso. ¿Cuál era el punto? Él ya estaba con otra, y yo, me iría de Linn por el tiempo que necesitara.